lunes, 23 de mayo de 2011

"Conversaciones"

Podría enumerar un sinfín de ocasiones en las que tuve que esforzarme mucho para sostener una conversación con otras personas. Algunas de ellas, intelectualmente más cultas que yo, me obligaron a exprimir mi memoria para recordar algún dato que encubriera mi ignorancia. Otras, sabias y pausadas, me retaron a callar para aprender y hablar para confirma que había entendido. Y, como no decirlo, otras con las que he tenido tan poco o nada en común que no me fue fácil encontrar algún motivo para hablar.
A pesar de las pasadas experiencias, reconozco, nada es para mí más desafiante que cuando debo responder a mis nietos. Mis sentidos se alertan y mi mente se agudiza para escuchar atentamente. Una palabra fuera de lugar y el corazón de mis nietos puede perder la confianza, la esperanza o la fe.
¿Por qué a Jesús lo mataron esos señores, Gramma?, preguntó mi pequeño y sus ojos grandes se fijaron en los míos. Pude entrever su necesidad de comprender.
Mi corazón palpitó con fuerza al recordar la imagen de mi Jesús sangrando y clavado en la cruz. Toda mi piel se estremeció al pensar que mi nietecito viera con los ojos de su mente inocente semejante dolor. ¡Sabiduría, Padre. . . dame sabiduría para responder!, pensé.
Tomando su manita y sin desviar mis ojos de los suyos respondí: “Ellos lo pusieron en esa cruz porque estaba enojados con Jesús y es que no entendían lo que Él enseñaba. Pero Jesús seguía queriéndolos mucho y los perdonó, ¿sabes? Lo que no sabes es que, después, Él volvió a vivir y se regresó a su casa en el cielo con su Padre, Dios”.
¡Ah!, dijo y se levantó para volver a jugar con su tío.
Sentada en la banqueta del restaurante, me quedé pensando. ¿Estaré siempre lo suficientemente lúcida para responder a sus dudas? ¿Mi mente recordará que debo responder a las preguntas difíciles con honestidad pero salvaguardando su derecho a la esperanza? ¿Tendré el valor de contestarle las verdades que puedan causarle dolor sin herir su corazón?
¡No lo sé! Pero, algo espero lograr a lo largo de los años: Seguir siendo yo,  su Gramma, una de sus opciones cuando ande en busca de respuestas.

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