Podría enumerar un sinfín de ocasiones en las que tuve que esforzarme mucho para sostener una conversación con otras personas. Algunas de ellas, intelectualmente más cultas que yo, me obligaron a exprimir mi memoria para recordar algún dato que encubriera mi ignorancia. Otras, sabias y pausadas, me retaron a callar para aprender y hablar para confirma que había entendido. Y, como no decirlo, otras con las que he tenido tan poco o nada en común que no me fue fácil encontrar algún motivo para hablar.
A pesar de las pasadas experiencias, reconozco, nada es para mí más desafiante que cuando debo responder a mis nietos. Mis sentidos se alertan y mi mente se agudiza para escuchar atentamente. Una palabra fuera de lugar y el corazón de mis nietos puede perder la confianza, la esperanza o la fe.
¿Por qué a Jesús lo mataron esos señores, Gramma?, preguntó mi pequeño y sus ojos grandes se fijaron en los míos. Pude entrever su necesidad de comprender.
Mi corazón palpitó con fuerza al recordar la imagen de mi Jesús sangrando y clavado en la cruz. Toda mi piel se estremeció al pensar que mi nietecito viera con los ojos de su mente inocente semejante dolor. ¡Sabiduría, Padre. . . dame sabiduría para responder!, pensé.
Tomando su manita y sin desviar mis ojos de los suyos respondí: “Ellos lo pusieron en esa cruz porque estaba enojados con Jesús y es que no entendían lo que Él enseñaba. Pero Jesús seguía queriéndolos mucho y los perdonó, ¿sabes? Lo que no sabes es que, después, Él volvió a vivir y se regresó a su casa en el cielo con su Padre, Dios”.
¡Ah!, dijo y se levantó para volver a jugar con su tío.
Sentada en la banqueta del restaurante, me quedé pensando. ¿Estaré siempre lo suficientemente lúcida para responder a sus dudas? ¿Mi mente recordará que debo responder a las preguntas difíciles con honestidad pero salvaguardando su derecho a la esperanza? ¿Tendré el valor de contestarle las verdades que puedan causarle dolor sin herir su corazón?
¡No lo sé! Pero, algo espero lograr a lo largo de los años: Seguir siendo yo, su Gramma, una de sus opciones cuando ande en busca de respuestas.
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