Semanas atrás tuve la idea de iniciar un blog. ¿El tema? “Las dudas y retos de la abuela”. Pero, en lugar de eso, me di a la tarea de escribir sobre mis experiencias de vida en esta etapa que vivo, los cincuentas. Lo he disfrutado, es cierto, pero algo que leí esta mañana me hizo ver que aún hay un motivo para escribir ese segmento.
“Tú no sabes nada de mí”, apareció en la pantalla del chat. . . El reclamo dolió y, comprendí, que es mi decisión que, ni mi esposo, ni mis hijos, ni mis nietos jamás tengan que reprocharme que haya hecho de mi pecho un caracol para esconderles mi corazón.
Ayer que mi nieto cumplió 5 años, yo también completé 5 años de carrera como abuela. Pero mi historia inició tiempo, mucho tiempo atrás.
A los 21 años, mientras acariciaba una barriga que cambiaba de forma y me hacía sonreír, mi aventura comenzó. Sólo que, cuando acunas a tu primer hija en los brazos y apenas tienes 22 años, las guías de la vida aún son difusas e inciertas. Los errores al ejercer el rol de madre se acumulan rápidamente y cuentas con poco tiempo, paciencia y sabiduría para resarcirlos.
Es por eso que, ahora que la vida me da una segunda oportunidad, mi atención y mi corazón juegan con la resolución de hacerlo lo mejor posible. Ya no llevo el nombre de mamá, sino de “Gramma”, abuelita en inglés, el idioma con el que hablo con mis nietos.
¿Qué cometo y cometeré errores siendo “Gramma”? Seguramente, sólo que esta vez quiero asegurarme de que, mis nietos e incluso mis hijos, sepan que la intención de mi corazón es hacerlo lo mejor posible, apoyarlos con mi falible humanidad mientras crecen y dejar un legado de amor en sus vidas.
Así que, en este blog, Gramma escribirá de sus historias, sus retos, sus miedos, sus anécdotas y, por qué no, también de sus logros.
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